REFLEXIONES de un senior sobre el golf

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Los que jugamos en la categoría senior hemos nacido, salvo excepciones, entre los años 40 y 60. Aunque es el DNI quién nos sitúa en esa categoría, no es menos cierto que otros signos externos nos identifican con la misma. Si alguien te dice que “estás fenomenal” o si últimamente te han salido pecas en la cara, es que ya tienes cara de senior y no te digo nada si te echan un piropo de este estilo “Vd. tuvo que ser muy interesante”…

A mi me pasa algo curioso y es que cuando llego a los tees de salida, en campeonatos senior, y me reciben los compañeros de partida con una sonrisa de serie americana valorada en unos 24.000 euros, me digo; Que mayores son…, como si yo no tuviera espejos en mi casa. Está claro que el algodón no engaña pero pese a ello, a la edad, nosotros estamos encantados de nuestra situación disfrutando parte de nuestro tiempo libre jugando al golf, que dicho de paso no está en el catálogo de placeres que hay que eliminar a nuestra edad. (Algunos ya caen por su peso)

Si hacemos una retrospectiva de nuestras vidas nos acordaremos de nuestros juegos infantiles, siempre sin medios. El escondite, quedas, el brilé, la mariola, la cuerda, las canicas, las chapas y por supuesto el fútbol con 2 piedras ó 2 carteras como portería. En cambio ahora, cuando jugamos al golf, disfrutamos de una gran instalación que combina dificultades con diseños espectaculares, integrada con el paisaje y el entorno. Cambiamos el gorro hecho con un periódico por gorras de diseño, los jerseys confeccionados por nuestras madres por polos preciosos de algodón, los pantalones de rayón por unos dockers y los zapatos de Segarra por unos Callaway a 2 colores.

Jugar con seniors es disfrutar el juego de otra forma. Puedes jugar y al mismo tiempo hablar de muchos temas comunes. ¿Tu cuántas pastillas tomas? o ¿Qué tal con los nietos? Te das cuenta que cada día dominas más el juego y que te sobran palos y es una pena porque están nuevos. El 3, 4, y 5 van de adorno. Notas que tienes más habilidad para sacar la bola del hoyo con el putter que para meterla con este mismo palo. Antes tirabas del carro, ahora es el carro el que tira de ti, cuando no conduces un buggy haciendo pequeñas travesuras.

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Algo que me está pasando últimamente es que cada vez cojo el palo más abajo y no es porque yo me agache. ¿Por qué será? Y los greenes suelo peinarlos con mis zapatos Callaway ¿Tendrán los clavos muy largos? Donde más se nota que vas “senior” es a la hora de analizar las caídas. Antes te agachabas detrás de la bola, incluso te acostabas y ahora levantas el putter como un péndulo y guiñas un ojo, parece ser que vale para ver las caídas. El caso es que entre las gafas bifocales y guiñar un ojo, no ves nada y tiras el putt por donde te parece, que no suele coincidir por donde está el hoyo.

Antes yo le veía su marca a una bola que estuviera en el green a 100 metros, ahora no veo ni la bola. Me han salido muchísimas arrugas por intentar verla.

A veces conversamos de asuntos que ya tenía olvidados por completo. De la mili, de Ramallets, de Raquel Welch, de Pepe Iglesias “el zorro” (no confundir con Arsenio que también es Iglesias pero ese es otro zorro) o del pobre Fernández, del cual nunca más se supo.

Otra cosa en la que se nos nota que somos seniors es en la obsesión por el ahorro. Afilamos los tees de salida y no sólo los de madera, jugamos con bolas usadas porque las nuevas las tenemos almacenadas en casa por si, en un futuro…, existe una ocasión especial para jugarlas y, nuestros guantes son como los de conducir, están ventilados.

En definitiva ocupar esta categoría es participar de algo distinto. Desde luego es más divertida. En los vestuarios observas como la gente se viste con sumo cuidado y nos ayudamos unos a otros, sobre toda a la hora de ponernos los zapatos, y no tenemos necesidad de echarnos repelente para los insectos, estos nos ignoran. Y cuando terminamos y nos vestimos después de una reconfortable ducha no necesitamos peinarnos, con acomodar los pelos que nos quedan es suficiente.

No quisiera dar la impresión de que esta categoría está decrepita. Yo, os lo aseguro, disfruto como un condenado y prueba de ello son estas reflexiones.