Revisando mi actividad en la APP de Federación Española de Golf observo que sólo en 6 de los últimos 20 torneos que he jugado, cumplo con un hándicap con el que yo, más o menos, me siento identificado, por debajo de 20. Sin embargo no debería de ser así ya que durante muchos años me he manejado en hándicaps muy inferiores pero ahora no soy capaz de bajarlo de una forma contundente.
Cuando yo empecé a jugar al golf el hándicap de inicio que se nos asignaba a los hombres era el de 24 y a base de jugar torneos, después de meses o años, bajabas de ese hándicap. Yo puedo presumir que en unos 6 meses ya cumplía ese hándicap y a base de bajadas continuadas en unos años me instalé en hándicap 13 y por ahí me moví mucho tiempo.
Cuando yo tenía ese hándicap y jugaba con jugadores que el suyo era superior a 18 me parecía un verdadero chollo el que, en algunos hoyos, tuvieran 2 golpes más con respecto al par del hoyo. Pero he aquí que hace unos años cambiaron el modo de aplicar el hándicap en función de la dificultad de campo (El slope) y mi hándicap 13 se convirtió en que, en muchos campos, Ría de Vigo, Meis, Rac de Santiago, La Zapateira, Hércules, Lugo, etc. jugará con 4 golpes más, es decir con 17 de hándicap de juego. Pues yo no sé que fuerza interior hacía que esos 4 golpes de más no eran suficientes para cumplir mi hándicap con asiduidad y me costaba mucho mantener ese 13.
Y el remate del misterio es que con el nuevo sistema de cálculo del hándicap, implantado en el 2020, de un plumazo pase de mi hándicap 13 a 21 que sumando el slope de los campos, en algunos campos, compito con 25 de hándicap de juego. Ahora sí que puedo cumplir mi hándicap siempre y ganar torneos, pensaba yo. Pues tampoco, pasan los torneos y no soy capaz de hacerlo y en muchos casos mis tarjetas no llegan a los 20 puntos. ¿Será una maldición? ¿He entrado en tal declive físico que soy incapaz de cumplir mi nuevo hándicap, siendo un chollo? No lo sé pero la realidad es esa, y hay que tener mucha constancia y mucho amor a este deporte para no tirar la bolsa en el lago.
Me consuela que sé que no soy el único que está pasando por esto pero no me resigno. Volveré.