Me hago eco de un artículo que publica la revista The Digest firmado por Jesús García y que comenta lo injusto que puede ser el golf cuando juegas, sobre todo, en competiciones en modalidad Stableford en torneos comerciales y en algunos sociales. Estamos asistiendo como semana tras semana, sobre todo en determinados torneos, se ganan con puntuaciones que, en muchas ocasiones, superan los 50 puntos. Comenta Jesús García que hace años, un jugador que ganaba con 42 ó 43 puntos se le recibía con más abucheos que aplausos.
Los tramposos hacen cualquier cosa por ganar un torneo y se valen de cualquier estrategia para conseguirlo. Lo curioso es que, en muchos casos, nosotros nos damos cuenta de sus trampas pero no intervenimos porque nos da coraje. De esto se sirven ellos para andar por el campo sin reparos. Cito situaciones habituales que, por no incomodar, no corregimos: Dropajes incorrectos. Conozco pocos jugadores, perdonadme, que sepan realizar un dropaje de forma correcta pero curiosamente, como término general, lo hacen siempre beneficiándose de la nueva situación y eso podrá ocurrir en ocasiones pero no siempre.
Obstáculos de agua. Se dropan bolas cuando no existe ni la más mínima evidencia de la que bola haya entrado en el obstáculo. En muchos casos primero se busca la bola y después de un rato, como no aparece, se juega otra como si hubiera ido al agua.
Otro asunto es por donde entró en un obstáculo de agua. A la mayoría “le entró” por el punto en donde el dropaje se puede hacer sin que moleste un árbol y por supuesto en calle, cuando no se hace el dropaje por delante del obstáculo argumentando que la bola hizo un recorrido como si fuera un boomerang. Se dropan bolas en obstáculos marcados con estacas amarillas como si fueran rojas (agua lateral) ganando distancia y sin que entre el obstáculo en juego.
Se identifican bolas en el rought sin que esté presente el marcador con lo cual, en muchos casos, la bola mejora su posición y cuando se alivian de agua accidental ocurre lo mismo, cada uno mueve su bola sin que el marcador esté delante y si es en el green, ni os cuento, consiguen que el alivio les coincida, siempre, cuesta arriba, nunca de lado o hacia abajo.
A la hora de contar los golpes hay multitud de estrategias. La más socorrida es la de distraer a la partida con chistes o anécdotas varias, en ese clima distendido observan si eres de los que aceptas todo lo que te dicen o no, si eres de los primeros, te la clavan seguro. Desconfiar de los que terminan los hoyos sin decir el resultado que han hecho, están elaborando la estrategia para reducir sus golpes.
Mejorar la situación de la bola. Es frecuente ver como los jugadores, sin pudor alguno, pisan delante o detrás de la bola, arrancan hierbas o plantas que les molestan o cargan con el palo detrás de la bola para que éste entre sin dificultad, cuando no colocan la bola con el propio palo.
Otra modalidad de tramposo es el motorizado. Juega en buggy y cuando da un golpe largo, siempre se adelanta. Aquella bola que parecía se había ido out, al final hizo un giro extraño y está en calle. Magia.
Acompañantes. Ojo con ellos que en el ánimo de ayudar hacen cosas que no están permitidas y si aún encima son de los “motorizados” ni os lo cuento.
Desconfiar siempre de los que se adelantan de forma exagerada al resto de la partida, pueden estar haciendo “cosas”. En un torneo reciente puede observar como un jugador de la partida que venía detrás de la mía se adelantó al resto de la partida y cuando entró en el green lanzó un marcador de bola como unos 4 metros por delante de donde estaba la suya que recogió sin marcarla. Aquel día ese jugador tuvo mala suerte y fue descalificado. ¿Pero cuantas habrá hecho de forma impune?
Capítulo aparte merecen los emboscados. No suelen participar en torneo alguno durante el año. Están agazapados y cuando llega el torneo que les parece interesante emergen con un resultado de escándalo. Existen otras estrategias como la de mantener un handicap muy superior al real, 5 ó 6 golpes más, y sólo bajarlo en el torneo interesante, el resto del año a ahorrar para otro torneo y para el viaje. Todos conocemos a alguno que no se presenta a la recogida del trofeo para evitar el abucheo.
Yo le diría a la Federación que analice los resultados de los trofeos más preciados que se juegan a lo largo del año en nuestra Comunidad y verán como, curiosamente, en el top 3 suelen estar los mismos.
Comentar también que en un reciente torneo jugado por mi en Guitiriz observamos que una tarjeta tenía modificados los resultados sin que el marcador los hubiera salvado. Comentado esto con la Organización nos dijeron que no era necesario hacerlo. Solicité opinión a un árbitro de mi Club y me ha informado que efectivamente no es necesario pero que esos casos el Comité de Competición debe de llamar al marcador para que aclare si la modificación tiene validez. Mejor será seguir haciendo como lo hacemos nosotros, salvando las modificaciones, y nos evitamos líos.
Ya por último hacerle una reflexión a los jugadores de ventaja, por no llamarles tramposos. Desconozco la felicidad que puede reportar ganar un torneo haciendo trampas pero no puede ser comparable con el desasogiego que les podría producir el que supieran que son de sobras conocidos y que antes de jugar con ellos, alguien siempre nos dice “cuidado con éste que es un tramposo”. Si alguien piensa que en su caso no lo sabemos, está equivocado. En cada campo existe una relación y si tu eres tramposo, estás en ella seguro.