El golf es un deporte en el que constantemente estás pasando una evaluación. Es rara la semana en la que no tenemos un examen de conocimientos que determina si tienes el hándicap correcto o por el contrario si debes subirlo o bajarlo.
Todos iniciamos este juego con el ánimo de mejorar el hándicap inicial, 36 tanto para hombres como para mujeres, pero a medida que vamos cogiendo experiencia en este juego se producen 2 corrientes, los que quieren bajar hándicap, a veces de forma enfermiza, y los que no quieren hacerlo porque así ven que tienen más posibilidades de ganar premios.
¿Premios? El golf es el único deporte, que yo conozca, que entrega premios individuales.
Todos tenemos, de nuestra época más joven, alguna medalla de los juegos escolares o de un trofeo del mus pero premios, lo que se dice premios, pocos o ninguno. Así que cuando tomamos contacto con el golf se nos nubla la vista con los premios, pero la pregunta es ¿Son los premios el gran objetivo que perseguimos en el golf? Si es así ya sabes lo que tienes que hacer, jugar mucho sin mejorar el hándicap sino todo lo contrario y para ello selecciona los torneos en que te parece que el premio que se establece para el ganador no es atractivo y vete empeorando conscientemente tu hándicap de forma paulatina.
Seguramente en unos meses ganarás varios palos de golf que venderás al 50% de su precio, conseguirás algunos polos que ya no cabrán en tu armario y muchos más trofeos para los que tendrás que habilitar una repisa en el trastero. Será raro que ganes un premio por el que merezca la pena transitar por este juego con un hándicap que no te pertenece y estar en boca de todos. Y cuando quieras presumir de ganador, alguien te hará la correspondiente pregunta ¿Pero tú que hándicap tienes? ¿Vas a poder contestar sin ponerte colorado? Muchos de los que siguieron esta técnica no pueden recoger esos trofeos sin oír un atronador abucheo. Tú mismo.