Ayer subí a Larín a dar unas bolas. Utilizo el término que se usa en el golf, del que desconozco su origen ya que lo lógico sería decir: voy a golpear unas bolas, lanzar o tirar, pero dar… en fin otra más del léxico de este deporte. El caso es que tenía 2 horas por delante y eran muchas para “dar” bolas así que me fui al monte y cambié el dar por buscar bolas.
“Cuando hago esto me siento como si estuviera haciendo algo ilegal. No es así porque las busco fuera del campo pero me parece que a los ojos de los demás puedo dar una imagen de cutre, así que suelo ir los días de lluvia con ropa de agua y gorro, de esta guisa nadie me reconoce. Jejeje.”
Tengo que confesar que el buscarlas y sobre todo el encontrarlas me motiva y me relaja muchísimo. Yo creo que la bola que no encuentras después de jugarla ha tomado la decisión de descansar una temporada y se esconde detrás o debajo de algo. Está harta de llevar palos y concretamente del tipo de ese último que le diste, generalmente malo y torcido, cuando no la has arrojado directamente al agua. Como no va a tener ganas de esconderse.
El caso es que me puse a recorrer esos sitios, que todos sabemos y conocemos, que tienen cierto imán para las bolas y me he encontrado con la crisis en el monte. No hay bolas, o todos nos dedicamos a lo mismo o el personal sale corriendo detrás de su bola cuando va a un lugar comprometido.
Yo había leído estos días, en una revista especializada, que tipo de bolas son las “buenas” (sobre todo para quien las vende) y de esas no vi ni una. Ni la BRIGGESTONE RXS/B330-S, ni la CALLAWAY HEX BLACK TOUR, ni la NIKE, ni la SRIXON, ni la TITLEIST, todas a unos 60 euros la caja de 12 bolas = 5 euros bola. Y en cierto modo me sentí aliviado. O no tenemos personal al que le sobra la pasta o los que juegan estas bolas van por donde tienen que ir.
Por el contrario las bolas que encontré, en su inmensa mayoría, eran de grandes almacenes. Es curioso como el sentido de la propiedad decrece según el tipo de bola. Las boomerang o Inesis, por poner algún ejemplo, apenas tienen una marca, a lo sumo unos puntitos azules o rojos, en cambio las Titleist y similares aparecen siempre marcadas, muchas de ellas con las iniciales del jugador. Entiendo del que la compró o al menos la puso en juego por primera vez y esta forma de marcar la bola me choca. Si alguien reconoce tus iniciales ¿Te la va a devolver? Más bien se mofará de que ahora tiene una bola que antes fue tuya. Por que ¿Se puede reclamar una bola que le ves a otro con tus iniciales? No hay nada escrito en las normas de etiqueta pero me parece que no y además no lo hagas. Resígnate a ver como otro juega la bola que tú marcaste con tanto mimo. Es algo así como cuando ves a tu antigua novia con otro chico. Tu tuviste tu oportunidad y la desaprovechaste, ahora a lo tuyo que ya te llega.
Esta forma de marcar las cosas ya me causaba extrañeza cuando veía a los ejecutivos con sus camisas bordadas con sus iniciales. Lo puedo entender en un niño de guardería o un anciano en una residencia, pero en un ejecutivo ¿Dónde se cambian que pueden llegar a mezclar sus camisas?
En fin que mi recoleta fue mínima y además ninguna de las bolas que encontré era amarilla así que volveré a mi gran almacén a comprar una docena a 40 céntimos la unidad y cuando una bola me vaya al monte o al lago no me llevaré el mismo disgusto que cuando baja el IBEX, o sea todos los días.