A principios de esta Ruta escribía yo en en un blog con el cual colaboro lo siguiente:
Ya está aquí el inicio da Ruta do Viño 2015. A partir del próximo martes, día 26 de febrero, en el campo de golf del RAC de Vigo volveremos a disfrutar de la mejor competición que existe en Galicia para los seniors de esta Comunidad y no lo es por sus premios, que siendo muy apreciados no pueden poblar una galería de trofeos, aunque si, una buena mesa.
En esta competición nos juntamos cada 15 días, generalmente los martes y miércoles, durante los próximos 6 meses, 192 jugadores (90% hombres, 10% damas) que representamos a 12 clubes de la comunidad. Participan 16 jugadores por club y de ellos puntúan los 6 mejores. La competición es hándicap y se juega en modalidad Stableford. Al final de los 12 enfrentamientos el equipo que haya acumulado más puntos es el ganador.
¿Cual es el éxito de esta competición? Entiendo que son varias las razones para que el jugador senior esté esperando el inicio de esta competición con ilusión. Sin establecer un orden citaría varias: Representar a tu club, competir en distintos campos de Galicia sin mucha presión, disfrutar de una jornada de convivencia no sólo con los compañeros del club sino también con los que representan a los demás y, porque no, por evadirte de la suegra, de la bolsa de la compra, de llevar los nietos a la parada y, sobre todo, de no tener que echar la siesta mientras se pelean los de Sálvame.
Quién no conozca de que va esto, pensará que somos una pandilla de bebedores con tripas prominentes, con un mapa de la Rioja en la cara y que nos montamos estas excursiones para darle al drink; si así lo cree está equivocado. La Ruta do Viño ha sido el mejor invento creado para movilizar a los seniors por todos los campos de Galicia. Nosotros lo pasamos estupendamente y los campos reciben una multitudinaria caravana dos días de la semana y en invierno. Pura imaginación anticrisis.
Pero no está resultando fácil el poder disfrutarla. En casi todos los clubes hay muchos jugadores que quieren participar y las plazas son 16 por club. Cada club tiene su sistema de clasificación. Unos por la Orden de Mérito, otros por hándicap, otros por antigüedad como en la mili, y los más competitivos montan una prueba en donde los que queden primeros representan al club. Esta prueba se disputa unos días antes de cada jornada. En algunos casos la clasificación obtenida en su club les permite jugar en las dos jornadas siguientes.
El día de la competición hay que madrugar sobre todo si toca viajar. La competición se inicia, al tiro, a las 10 de la mañana para que la finalicemos todos al mismo tiempo, sobre las 15,00 horas. Los que tenemos que cruzar Galicia para jugar, nos levantamos entorno a las 6 de la mañana, como cuando trabajábamos a turnos en las fábricas. Pero lo hacemos con la ilusión de un niño, muchos no tienen que usar despertador más bien tienen que tomarse una tila. Los nervios y la ilusión los mantienen en vela.
Cuando llegamos al punto de reunión para tomar el autobús llenamos sus maleteros con nuestros chismes. Bolsas de golf, carros eléctricos, baterías, zapatos y la bolsa que contiene la ropa de paseo, la que nos ponemos para la comida. El viaje de ida suele ser tranquilo. Alguno aprovecha para echar una cabezada y otros para hablar del Gobierno, de la crisis o del Depor/Celta, o sea para fustigarse y el Capitán para informarnos sobre las Reglas locales o sobre cuales son nuestros respectivos tees de salida
Al llegar al club de destino empieza una carrera para llegar al tee adjudicado. Hay que montar el carrito, la bolsa, ponerse los zapatos, ir al baño y a buscar la tarjeta, pagar el greenfe y la comida (total 30 euros, muy buen precio para todo lo que vamos a disfrutar), y salir corriendo para el tee correspondiente. Si te ha tocado entre el 4 y el 6 ó entre el 13 y el 15 te pueden quedar unos 1.500 metros para llegar al lugar de partida.
Hay campos que se agradece el uso de buggy pero la gran mayoría recorremos el campo andando, un poco encorvados si, pero andando.
Buenos días, ¿Salís de este hoyo? Si, soy Chema del Hércules. Los demás se presentan y yo tomo nota de sus nombres. Antes lo hacía en la tarjeta pero me di cuenta que al cambiarla me quedaba sin sus nombres. Después lo hice tomando nota en un papelito, Carlos el de rojo, Luis el del cortavientos y Jesús el de la gorra verde. El caso es que al poco de iniciarse la partida Carlos ya no vestía de rojo y Jesús se había quitado la gorra por lo que tenía que esperar a que alguno diera un mal golpe y dijera aquello de “Carlos céntrate” o ¿Pero que estás haciendo Jesús?. Y es que la memoria no es lo fuerte en nuestra categoría.
Otra cosa que me ocurre es que yo veo muy mayores a los demás. Pelo, el que lo tiene, es blanco nuclear. La espalda cargada. Pecas en la cara y en las manos, un piano en la boca y un corral en la cara. Pero sin embargo a la hora de jugar le atizan a la bola como un junior, andan por el campo como el conejo de Duracell y pateando tienen el pulso de Oswald, eso si, los greenes, después de nuestro paso, quedan de pelo pincho.
Y hablamos de todo mientras recorremos el campo. Y rememoramos las épocas del patacón, del Capitán Trueno o de Hazañas Bélicas. Queremos presumir de memoria y recitamos las alineaciones del Madrid de las 5 copas, del Barcelona de Kubala o del Bilbao de Gainza. No hacemos muchos comentarios sobre el Celta o el Depor por no crear mal ambiente. También hablamos de los guateques y de los bailes que nos echábamos agarrados mientras sonaban canciones de Mari Trini, Charles Aznavour o Engelbert Humperdink, hay si el Simca 1000 hablara.
Finalizado el último hoyo tenemos que desandar parte del recorrido, totalizado unos 13 kms., entre el recorrido por el campo y las propinas de ida y vuelta. Estamos derrengados pero satisfechos si la tarjeta es buena, en caso contrario nos hacemos los longuis para no dar explicaciones a nuestro Capitán.
En el vestuario, nunca mejor dicho, es el despelote. Todos aquellos cuerpos que lucían ropa de marca ahora lucen muchas marcas pero sin ropa. Los vestuarios son estrechos y hay que andarse con mucho ojo para que el está distraído no interprete el roce como una insinuación. En cualquier caso hay que tener mucha imaginación porque ninguno estamos para tirar cohetes. Y ahora todos en fila desnudos para entrar en la ducha, parecería Auswitch si no fuera por nuestras barrigas y nuestros coloretes.
Cada club trabaja con mucho mimo para que la comida esté al nivel de la competición y, en general, lo logran. Una vez aseados y peinados, quién lo precise, nos sentamos a comer y disfrutamos de unos callos, un cocido, un pulpo a feira, o de cualquier otra delicatessen, después de 8 horas desde que desayunamos nos entraría un buey. Y hacemos honor a nuestra Ruta y nos bebemos lo que nos pongan, sea un Amandi, un Mencia, un Albariño o un Ribeiro, hay para todos los gustos.
Si aún encima has jugado bien y tienes que levantarte para recoger un premio la jornada habrá sido inmejorable.
Devuelta al autobús, pequeña siesta para reponer fuerzas y poder cantar temas de actualidad, Cartagenera o El Cordón de mi Corpiño. Algunos ya manejan el Whatsapp y anticipan a la familia como ha ido la jornada así no tienen que interrumpir el “Hay una cosa que te quiero decir”.
Cuando llegas a casa hay que guardar la compostura y no mostrar excesiva alegría. Lo hemos pasado bien, pero sin más. No se vayan a pensar que estamos todo el día de cachondeo.
En fin en inicio da Ruta do Viño ya está ahí. Nos quedan 12 duras jornadas. ¿Quienes van a ganar? No lo se, pero si por un beso aumenta la expectativa de vida una semana, por una jornada de la Ruta debe ser, como mínimo, un mes. Esto si que es hacer las cosas bien y no lo que hizo Dorian Gray.